jueves, 12 de mayo de 2016

UN POQUITO DE MI

¡Hola!

Me molestan muchísimo los anuncios publicitarios cuando se emiten en medio de las películas. El resto del tiempo generalmente no. Algunos son muy buenos. Y hay uno que me gusta especialmente. Es sencillo, sin efectos especiales, ni estrellas rutilantes, etc. En una fábrica  de electrodomésticos cada empleado muestra al espectador con orgullo algún componente fantástico de la máquina que la empresa fabrica  para finalizar con un  “y tiene un poquito de mí”. Sin entrar en los pormenores de la verdad o no del anuncio, les ruego que se queden con la frase. Piensen en su verdadero significado.

Cuando uno está trabajando, está dejando parte de su VIDA en el trabajo. Y no solo eso, sino que está ofreciendo parte de SI MISMO al mundo. A los demás. Esto es cuanto menos interesante. ¿No les parece?

Todo lo que hacemos en una empresa mientras trabajamos lo hacemos por algo. Para algo o para alguien. Desde el que dentro de un despacho diseña un producto, pasando por el que lo financia, el que lo fabrica, el que lo distribuye y el que finalmente lo vende, todo gira en atención a ese algo que finalmente se va a vender o distribuir a alguna persona final. El objetivo final de ese algo, tangible o intangible es una PERSONA. Vale si, puede ser un animal, pero igualmente el animal tendrá un dueño o alguna institución que le cuide. Ustedes ya me entienden. El destinatario final  es ALGUIEN que recibe ese producto. Hay que entender pues que la razón de ser de nuestro trabajo NO es el jefe que nos paga el sueldo, NO es el fantástico producto que vamos a vender, NO es la satisfacción de nuestro ego personal. NO, la razón de ser de todo nuestro ESFUERZO diario en el trabajo es la PERSONA que finalmente recibe el resultado de ese trabajo.

¿Cuántas veces olvidamos esto?

En la atención al cliente y sobre todo todas aquellas personas que están directamente de cara al cliente saber esto es fundamental. Todas estas personas deben reflexionar sobre la importancia de ese “y un poquito de mí”, porque aparte del producto, tangible o intangible, repito, que están ofreciendo, vendiendo, etc. están ENTREGANDO un poco de su vida a ese cliente final. Y si el que diseña el producto PIENSA en el cliente final al que va destinado, el que pone el dinero para su fabricación también PIENSA  en ese cliente, ya que deberá hacerlo asequible, el que lo distribuye también PIENSA en ese cliente final, ya que debe tratarlo con cuidado para que le llegue en las mejores condiciones, imaginen qué tiene que hacer el que finalmente se encuentra cara a cara con el cliente y le entrega el producto.

Si éste último eslabón de la cadena NO PIENSA en el cliente, todos los eslabones de la cadena anteriores a él han perdido soberanamente el tiempo, el esfuerzo, la energía, las ganas, la ilusión, el dinero y añadan…

Ese “poquito de mí” que se entrega es tan valioso que refuerza, revaloriza el producto y le da la importancia necesaria, y  el entregar ese “poquito de ti”, te refuerza, te revaloriza y te convierte en una persona importante y necesaria.

En la atención al cliente ese “poquito de cada uno” es una energía capaz de convertir una mala cara en una sonrisa, un sentimiento frustrante en un sentimiento de éxito, en una sensación amarga en una dulce experiencia, un día nefasto en un día que haya merecido la pena.

No se tomen a la ligera ese “poquito de mí” cada uno de ustedes, estén o no de cara a un cliente porque alguien, independientemente de su función, espera al final del trayecto ese “poquito de usted”. El MEJOR “poquito de usted” que usted pueda dar.


Den con generosidad.


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