jueves, 19 de mayo de 2016

Vuelva usted mañana

Vuelva usted mañana.
¿Se acuerdan de esta frase? Creí que estaba en desuso, pero no.

En la enciclopedia de ejemplos que describen el MAL SERVICIO al cliente hoy les traigo un caso que optaría al primer primer premio si hubiera un concurso sobre la materia. Ahora que lo pienso, igual puedo montar mi propio programa de TV tipo Talent Show, pero al revés No Talent Show o algo así. ¿Alguien quiere financiarlo? Sería divertidísimo.

Se da la coincidencia de que muestro una vez más la incompetencia supina de un funcionario que terminó por sacarme de quicio, pero solo es una coincidencia, el mal servicio se da en todas partes. 

Les cuento:
Necesitas hacer un trámite sumamente importante. Vas al organismo competente en la materia.
Primera visita. Al entrar el guarda de seguridad NO te da ni los buenos días. Te acercas al mostrador de recepción y de forma autómata alguien que tampoco te saluda te da un número. De la misma forma autómata te indica, sin mediar palabra, extendiendo el brazo,  el lugar donde debes esperar tu turno. Cuando te toca  a ti te diriges a la mesa donde se encuentra un sonriente y amable servidor de usted, que sonriente y amable NO te ha dado ni los buenos días y le expones tu caso. Con más o menos ganas te gestiona tu caso y de repente… ¡Oh cielos! La red, internet o el duende de los ordenadores ha colgado el sistema y Oh! no puedo acabar su gestión.- te dice muy muy muy muy apenado/da. (Ni disculpe, perdone, lo siento, ni gaitas, por supuesto, ja, ja). Te ofrece la primera solución: inténtelo en su casa, por internet. Bien, esto no representa ningún problema para mí, pero me pregunto qué le habría dicho al señor mayor que no dispone de esa herramienta. 

Vale, en casa intento una y otra vez y es simplemente imposible.
Segunda visita. Vuelvo al día siguiente. El guardia NO saluda, el de la recepción tampoco, el mismo gesto de coja el ticket y espere turno por ahí. Comento mi problema con un servicial y simpático servidor de  usted que NI ha sonreído NI me ha dado los  buenos días, y me DESVÍA a la persona que me atendió el día anterior. Oh! Sorpresa, el duende del ordenador sigue jugando y el sistema sigue colgado. Excusa de hoy: como los datos están cruzados con el organismo tal… seguramente está más colapsado que de costumbre… ATENCIÓN a la segunda solución ofrecida: vaya usted viniendo a ver qué día funciona. PERDONE???????? .- Digo, sin salir de mi asombro!!!!

Alucinando en colores, voy a mi gestoría y les pido que sean ellos los que lo vayan intentando durante unos días.
Días después ante la imposibilidad de solucionarme el problema y en vista de que a otro de sus clientes si le funcionaba el mismo problema que yo tenía, la gestoría llama al organismo oficial. Tercera solución ofrecida: que la señora (o sea yo) vuelva a la oficina, que borrarán mi primera petición y realizarán el proceso de nuevo.

Tercera visita, el guarda sigue sin saludar, en la recepción está el mismo robot de los días anteriores y la persona que me atiende, sin saber la solución me desvía a un compañero que por lo visto es más ducho en la materia de los duendes del ordenador. Me anulan la primera petición y me solucionan el problema. ¡Por fin!.

Pero ya me da igual. El trámite me ha costado: tres días, bastantes euros de gasoil, un montón de nervios, una gran cantidad de energía al comunicar una y otra vez mi problema y una gran dosis de cabreo al comprobar cómo el dinero del contribuyente se malgasta pagando un sueldo a personas que no están capacitadas para hacer un trabajo.
Sacando la lección de hoy en la atención al cliente les aconsejo que:
1.      Saluden a la llegada de un cliente
2.      Saluden en la recepción al cliente.
3.      Muéstrenle amablemente el lugar donde debe esperar.
4.      Ofrézcale  una sonrisa a la persona que se acaba de sentar delante de usted.
5.      No permita que el cliente salga sin haberle solucionado el problema.
6.      No de excusas inservibles. No de excusas banales. No ponga excusas.
7.      Si usted no sabe algo, pida ayuda a alguien que lo sepa.
8.      No le pida al cliente que vuelva una y otra vez.

Yo he aprendido la lección. Dejaré de ser tan paciente, tan educada, tan comprensiva y tan tonta y no me iré de ninguna parte hasta haber conseguido que me solucionen el problema.

Los clientes somos PERSONAS y mientras esto NO quede claro, ningún negocio, empresa, estamento público o privado funcionará NUNCA.
No permita que sus clientes sean números que esperan turno.


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