jueves, 15 de octubre de 2015

VALORES de CALIDAD. LA AMABILIDAD II

!Hola¡

En la entrada de la semana pasada traté de forma sencilla la primera acción que se debe llevar a cabo para poner en práctica la amabilidad. Esta acción era SALUDAR.

La segunda acción que la amabilidad trae consigo es HABLAR BIEN. 
Cuando digo hablar bien no me refiero a usar palabras rimbombantes, expresiones difíciles o un lenguaje exquisito. No, en absoluto.  Me refiero a dirigirnos los unos a los otros con expresiones amables, con buenas formas, de buenos modos y con respeto. A una pregunta hecha con buen tono, contestaremos mucho más amablemente que si nos la hacen de forma seca, cortante, malhumorada, fría o irrespetuosamente.

¿Por qué nos olvidamos frecuentemente del POR FAVOR y del GRACIAS?

No es lo mismo decir: “Tráeme un folio” que “¿me puedes traer un folio, por favor?”.  Y decir gracias cuando te lo den.
No es lo mismo decir: “Oiga, no se cuele, tendrá morro!” que decir: “disculpe creo que me tocaba a mi”.
Y así hasta el infinito. Miles de expresiones que podríamos cambiar con solo modificar la forma de decirlas. Miles de situaciones dolorosas que desaparecerían. Montones de buen rollo fluyendo por el cosmos. Y solo con cambiar una expresión. Una frase. Un comentario.

En la atención al cliente hablar bien es fundamental. Expresiones como: disculpe, si es tan amable, si me permite, le aconsejo, le recomiendo, prefiere, muchas gracias, es un placer, por favor, encantado/da y otras muchísimas más (no olviden que hay una para cada ocasión) HABLAN de la amabilidad del que atiende, de su buen hacer, del cariño que demuestra a la persona que atiende, de su profesionalidad, etc. Los buenos modos al hablar hablan de la persona que habla.

Pero no solo es necesario que la persona que está atendiendo al cliente hable bien, sino que a su alrededor se hable bien, desde los JEFES a la hora de dirigirse a los subordinados, hasta los compañeros al hablarse entre sí.
Observen su propia reacción ante una persona que les habla de forma amable y qué les sucede cuando su interlocutor pierde las formas. 
No digo que haya que ser blandengue o melindroso a la hora de hablar. Según las situaciones se ha de ser contundente, rígido y necesariamente autoritario, pero moderen esas expresiones, hagan que suenen enérgicas, pero no hirientes
La razón en el argumento se pierde cuando más has de chillar para argumentarlo. ¿Están de acuerdo?

De igual manera reaccionan los clientes. Muéstreles su cara más amable y obtendrán resultados beneficiosos. Muy beneficiosos en la mayoría de los casos.  Y no desista. Si ve que hoy no funciona, inténtelo de nuevo mañana, y al otro y al otro, su perseverancia tendrá frutos. Puede que nadie cambie su conducta, que nadie use su método, pero lo que si logrará es que a usted todo el mundo se le dirija con amabilidad y le tengan por una persona amable.

Como dije la semana pasada, ser amable significa ser digno de ser amado. Y a todos nos gusta que nos quieran.


Gracias y hasta la próxima. Quedan muchas acciones todavía…


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