jueves, 27 de agosto de 2015

VALORES de CALIDAD


¡Hola!

En la entrada de la semana pasada les comenté lo que para mi era ser una persona de calidad. Y si se acuerdan, quería decir que para ser una persona de calidad se necesita tener VALORES.

Hablemos de valores.
Piensen, ¿Se nace con ellos?
No.

No se nace con nada. Se nace y punto.

Los valores se adquieren. Se aprenden. Los hacemos nuestros desde el mismo instante que queremos tenerlos. Son opcionales. Porque aunque no los tengamos los podemos aprender, desarrollar y perfeccionar. No echemos la culpa a nadie de no tenerlos, porque están ahí para cuando los queramos coger.

¿Por cuáles optamos?

Por el que mejor se adapte a nosotros, por aquel que nos defina, que nos conquiste. Con el que nos sintamos mejor. Son libres y no cuestan dinero. Podemos escoger el/los que queramos.
Podemos tener uno solo, firme, arraigado, sólido o muchos, de forma menos consistente, pero igualmente importante.
Debemos tenerlos.
Si no los tenemos hemos de aprender de quienes los tienen, porque los valores son un bien que se debe poseer y repito, son GRATIS.

Como les dije la semana pasada, valores como el respeto, la honestidad, la prudencia, la paciencia, la simpatía, etc. son en la vida y para las personas muy importantes. 
Para los clientes, son vitales
Todas las personas que están atendiendo a un cliente, bien de frente, bien en la retaguardia, deberían poseer o al menos desarrollar muchos de estos valores con un plus de perfeccionamiento porque hay que cuidar al cliente al máximo.
Y hay que aprender las técnicas, las formas de hacer el trabajo bien para poner en alza nuestra virtud como personas de calidad. Para que ser personas de calidad no sea una etiqueta, sino un  valor añadido en nuestra vida laboral y en la privada.

¿No se puede aprender a respetar?
¿No se puede aprender a ser honestos?
¿No podemos aprender a ser prudentes, amables, pacientes o simpáticos?
No me digan que no. Querer es poder y todo es posible.

En sucesivas entradas comentaremos de forma detallada cómo los valores influyen en la atención al cliente. Empezaré por la puntualidad. ¿Qué les parece?













jueves, 20 de agosto de 2015

PERSONAS de CALIDAD

¡Hola!

¿Qué significa ser una persona de calidad? ¿No les parece una buena pregunta? 
Cuando hablo de personas de calidad, no puedo separar el mundo personal del profesional. 
Creo que una persona de calidad será un profesional de calidad, porque los buenos valores en una persona, si los posee, se verán de alguna forma reflejados en su labor diaria, en su trabajo, en el mundo que la rodea. Vuelvo, como ven, al binomio calidad y calidez.

Para mí una PERSONA de CALIDAD es aquella que procura tener una buena mezcla de todo esto: respeto, educación, espíritu de sacrificio, espíritu de servicio, bondad, amabilidad, responsabilidad, dulzura, paciencia, compromiso, lealtad, cariño,  etc. y ahora añádanle el querer hacer las cosas bien en el trabajo, ser honestos, trabajadores, amables, dispuestos, atentos y sonrientes. ¿Les parece exagerado? Creo que con un poquito de todo esto se consigue ser una buena persona y un buen profesional. Solo hemos de querer ser un poco mejores.

Hay a quien le sobra la simpatía, pero anda escaso de modales. Hay a quien le sobra la educación, pero le falta alegría. Hay a quien le sobra la paciencia, pero nunca se compromete. Hay a quien le sobra dulzura, pero su capacidad de sacrifico es baja, etc. etc. Claro! No somos perfectos y no reunimos todas esas cualidades al 100%. No pasa nada. Pero existe una cosa que se llama ESPÍRITU de MEJORA. Y ninguno de nosotros está exento de no hacer uso de él.

Empecemos por diseccionar la palabra.

ESPÍRITU: es el alma. Si. Eso que está dentro de todos nosotros y ninguno sabe dónde. No sabemos en qué parte del cuerpo la tenemos, pero todos la poseemos. Es una substancia incorpórea. Pero creo que sin ella no seríamos humanos. 
Bien. Esta alma nuestra, vamos a convertirla en ánimo, en vigor, en deseo… y así QUEREMOS hacer algo. Y estas ganas de hacer algo si provienen del espíritu, del alma, no pueden ser malas. Han de ser buenas por fuerza. Así que ya contamos con la BUENA DISPOSICIÓN.

MEJORA: Aumento, adelanto, perfeccionamiento. AUMENTO, acreciento algo que ya tengo. Si lo tengo en pequeñas dosis puedo aumentarlo. ADELANTO, avanzo en alguna cosa, voy a ir por delante, progreso. PERFECCIONAMIENTO, completar algo de forma excelente.

Si las unimos, obtendremos que el ESPÍRITU de MEJORA debe ser el MOTOR, no solo para nuestras vidas personales, sino para nuestros éxitos profesionales. Si contamos con esas ganas, con esa disposición, con ese afán de perfección iremos ganando etapas, ganando valor como profesionales y mejorando infinitamente  seres humanos.

¿He dicho infinitamente? Pues he dicho bien, porque el espíritu de mejora, no puede acabarse nunca, debe llegar al infinito. ¿Y saben ustedes dónde está ese lugar?

Intentemos ser personas de calidad. Pero no nos quedemos en el intento. Hay que esforzarse, luchar, formarse, ser humildes y pensar que nos queda mucho por aprender y que podemos aprender de muchas formas y de muchas personas. Que por nosotros no se rompa la rueda de la calidad. Que no seamos ese eslabón deformado en la cadena.

 ¿La rueda de la calidad? Tranquilos, ese  es otro tema que trataré en una próxima entrada.

Gracias personas de Calidad por leerme.





jueves, 13 de agosto de 2015

LA SONRISA en la Atención al Cliente (IV)

¡Hola!

Siguiendo con nuestras reflexiones sobre por qué no sonríen los empleados, podríamos ver la situación desde otros puntos de vista. Por ejemplo: Cuándo se les contrata, ¿alguien se toma la molestia de explicar, informar, enseñar, demostrar y exigir al nuevo empleado que SONREÍR forma parte de su trabajo?

Por experiencia personal he sido contratada en varias empresas y en ninguna, se lo aseguro, en ninguna me han pedido y mucho menos exigido que sonriera. Y casi todas eran trabajo de cara al público. ¿Pueden entenderlo? 
La simpatía, como en la mili la valentía, se presupone. Pues no presupongan tanto porque esta máxima no se cumple. En muchísimos casos.

Vamos a INVERTIR

Para empezar, señor empresario,  ¿porqué no invierte un poquito más de TIEMPO en contratar personas que se ajusten lo más posible al puesto de trabajo que quiere cubrir? Si va a ponerlo detrás de un mostrador, deberá cerciorarse qué un mínimo de espíritu de servicio tiene. Si cuenta con ese mínimo ya puede enseñarle el protocolo de atención al cliente. Ah! ¿No dispone de protocolo? Siguiente punto en la inversión. Invierta un poquito de TIEMPO en describir por escrito cómo quiere que sus clientes sean tratados.

¿Ya le enseñó el protocolo? Bien, ahora invierta otro poquito de TIEMPO en formar al nuevo empleado en ese protocolo.

Y ahora invierta un poquito más en controlar que el empleado está poniendo en práctica lo que usted ha dicho que tenía que hacer. CONTROLE. No deje en manos de otros una labor tan importante. No se fíe. Es su negocio, su empresa. Están en juego muchos de sus beneficios. No lo olvide. Y siga mirando si todo va bien. EVALÚE los resultados. PREMIE a esos empleados que sí se lo tomaron en serio. FORME un poco más a quien se ha despistado y DECIDA qué hacer con los que en absoluto siguen sus directrices. No hablo de despedirlos, sino que tal vez pueda ubicarlos en algún otro departamento o área de su empresa donde puedan desarrollar su potencial, que seguro que lo tienen (su deber es descubrirlo)  y tal vez no delante del cliente, pero tal vez detrás, son unos magníficos colaboradores.

Si descuida su negocio, le pasará como los ratones cuando se despista el gato, que se comen el queso. Unos empleados desmotivados pueden acabar con su negocio, si usted no pone remedio.

Procure ACTUALIZAR protocolos. La monotonía mata el ingenio y se pierde frescura. Sea original e incluso osado y divertido. Reúnase con ellos y pídales opinión. Hágales sentir importantes. Respételos y le respetarán y cuando su empresa pase por dificultades se asombrará de la respuesta de sus empleados.

A los empleados que están en la atención al cliente también quiero que piensen en el RESPETO. (Si, otra vez la palabrita). El respeto por quien les contrató y que esperaba de ustedes lo mejor de sí mismos. El respeto por las condiciones pactadas (por eso se pactan antes). El respeto por el lugar de trabajo al que van y su entorno. El respeto que deben a sus superiores y  a sus compañeros. El respeto a los clientes que no tienen la culpa de nada de lo que a ustedes les ocurre. Y sobre todo y más importante: el respeto a sí mismos. Demuestren que clase de persona son. Honestos, trabajadores, responsables y si están frente al cliente: amables, dispuestos, atentos y sonrientes. Sean PERSONAS de CALIDAD.

El cliente debe llevarse la impresión de que TODOS los que están a su alrededor, están para ATENDERLE a él. Volcados en que ÉL se sienta especial. Interesados en venderle lo que sea, si, pero convenciéndolo de forma agradable y cálida que si lo compra saldrá ganando por sus muchas ventajas. Que si está en su “negocio” se le agradece infinito que lo haya escogido frente a otros y se cumple con todos los protocolos que la empresa ha enseñado para que ningún cliente se vaya insatisfecho.

¿Ya empezó a redactar el protocolo?

¿Qué debe poner en la primera línea? :

SONREÍR es su trabajo”.



jueves, 6 de agosto de 2015

LA SONRISA en la Atención al cliente (III)

¡Hola!

¿Por qué los empleados no visten una sincera sonrisa? 
Yo me lo he preguntado muchas veces. Y son muchas las respuestas. Supongo que tantas como empleados, porque cada uno NO SONRÍE por un motivo distinto. El suyo, personal e intransferible.

A esa pregunta podemos responder con generalidades: porque trabajan muchas horas, porque les pagan poco, porque no les valoran, porque se esfuerzan y  no les dan ni las gracias, etc. En muchos casos es por eso. Si. Lo que dice la mayoría es casi siempre verdad. Pero ¿La mayoría trabaja para usted? ¿En su negocio? ¿Cuántos empleados tiene usted? ¿Se ha parado a pensar porqué no sonríen?
¿Cree usted qué si les preguntara a cada uno de ellos porqué no sonríe, le contestarían qué porque se sienten mal pagados, explotados, ninguneados o invisibles? Algunos de sus empleados le contestarán eso, pero muchos otros no. Si LOGRA que le digan la verdad, obtendrá respuestas que le sorprenderán. ¿Por qué esa manía de no escuchar a sus empleados? ¿Por qué no les pregunta?
Se lo diré. Porque el primero en NO VALORARLOS es usted. Y ellos en contrapartida no le valoran a usted y no le responderán con verdades, sino con medias verdades y cuando usted se de la vuelta le pondrán a caer de un burro. A su empresa y a usted. Sí, señor, o señora.

Es cuestión de CONFIANZA. De confianza mutua. De RESPETO (otra vez la palabrita). Es cuestión de SENSATEZ.

Hay muchos empleados que no valoran el esfuerzo que hace un empresario para sacar un negocio adelante. No tienen claro que el empresario CREA empresas. CREA riqueza. CREA empleo. ARRIESGA su dinero, su patrimonio. NO DUERME muchas noches pensando en cómo seguir adelante. Se rodea de expertos que le ayuden a MEJORAR su negocio, a ahorrar costes, a obtener beneficio. Y muchas de estas cosas, el empleado no es consciente de ellas. Y cree que porque alguien tenga una empresa ya es rico y solo tiene obligaciones para con sus empleados. ¿Y sabe por qué no es consciente de ellas?  Porque NADIE, NUNCA se las ha explicado bien. Porque tal vez no tenga claro que la finalidad de un negocio es dar beneficios. Es simple, pero tal vez no lo sepan.

¿Cuántos de nosotros en el colegio hemos sido formados en el respeto a nuestros padres? ¿A nuestros mayores? ¿A nuestro entorno? ¿A nuestras empresas?
¿En alguna clase de su colegio, alguien les habló alguna vez del respeto en general?

En España somos un país de LISTOS. Todo lo sabemos mejor que nadie. Los empleados sabemos mejor que nadie lo que es bueno y mejor para nuestra empresa (¿Qué puñetas nos tiene que decir el jefe?). Los jefes sabemos absolutamente todo lo necesario para llevar nuestro negocio (¿Qué puñetas ha de decir nuestro empleado?) Y así vamos alimentando lo que yo llamo la CULTURA de la DESTRUCCIÓN. Siempre todo es un asco, todo es una mierda, y finalmente todo me importa un carajo. Si el jefe no está, ¿he de cuidar yo esto? Si un cliente se queja, ¿he de ser yo el culpable?, total para lo que me pagan…
¿Les suena todo esto?

Si los empresarios son los que crean trabajo ¿Por qué no se les valora lo suficiente? 
Si lo empleados son los productores de ese trabajo, ¿Por qué no se les valora lo suficiente?

Yo les contesto:  Porque NO se CUIDAN MUTUAMENTE.

Y, ¿quién empieza a cuidar a quién?

Da igual quien empiece pero hay que empezar.

Para servir o atender al prójimo se necesita vocación. No hay mejor profesional que el que siente verdadera vocación por su trabajo. Si esto fuera así, muchísimos trabajadores dejarían de quejarse de sus jefes, de sus salarios, de sus lugares de trabajo, de lo mucho que ellos hacen por la empresa y lo poco que sus jefes lo agradecen, de que no es su departamento el que falla, de que no son ellos los que se han equivocado, de que son sus compañeros los que cometen errores, y todas las demás quejas y excusas que ustedes quieran y que habrán no tal vez dicho, pero seguramente si oído en más de una ocasión.
Los jefes verían que desempeñan bien la  labor. Que le ponen ganas y entusiasmo y ellos también pensarían que merece la pena invertir en el local, en la materia prima, en el detalle, en el cliente y en el trabajador. O tal vez no, pero el empleado sabría que hace bien el trabajo y no hay nada como el trabajo bien hecho. Porque además independientemente del jefe que toque, podrían  desarrollar ese buen trabajo en cualquier otro sitio, hasta dar con ese jefe que reconozca la valía real de un buen empleado. 
Y ese día empleador y empleado serán felices. El jefe habrá conseguido dormir mejor y el empleado se sentirá bien y no echará por tierra todo lo que tenga que ver con su empresa y/o lugar de trabajo sino que lucirá esa sonrisa que es tan necesaria para él y los que le rodean sean compañeros, jefes o clientes.

Si nosotros no cambiamos, el mundo no cambia.

¿Podemos llegar a entendernos?

Déjenme decirles a ambos empleadores y empleados que existe un camino para llegar a ese entendimiento, a esa escucha productiva, a ese cuidado mutuo. ¿Saben cuál es ese camino?

La FORMACIÓN. Hay que saber ser buen empleado y hay que saber ser buen jefe. Y como  nadie nace sabiendo… hay que aprender. 



Ayúdense mutuamente a SONREÍR. ¡Ay, esa sonrisa…!


Allá ustedes si echan en saco roto lo que les digo.