Acudimos a "tapear". Actividad que
a muchos españoles nos encanta y que para nuestro gozo podemos desarrollar de
nuestras ciudades. En la mía en concreto hay un lugar donde las tapas son
famosas, han recibido premio tras premio, año tras año y han conseguido hacerse
un nombre entre los muchos establecimientos de la ciudad. Por consiguiente, si
nos vamos de tapas dicho lugar es visita obligada.
En la confianza de que goza de
buen nombre y que es una apuesta segura allí que vamos y la cosa empieza bien. Entramos, el local no
está muy lleno, uno de los propietarios sonriente y muy amablemente nos indica
que en la planta de arriba estaremos muy cómodos y que el servicio de tapas es
lógicamente igual que en la planta baja. Ciertamente es agradable y nos
disponemos a pedir.
Piiiiiiiiiiiiiiii.- Primer error
del servicio. Hemos de pedirle a la camarera la carta de tapas (¿?)
¿cómooooor??? Que además no nos ha saludado al llegar.
Una vez que desentrañamos el
rompecabezas de las tapas, sus nombres llenos de glamour y sus apetecibles
ingredientes, pedimos bebida y comida. Mientras nos sirven diseccionamos el
local, decoración, luces, estilo, etc. las opiniones en el grupo son variadas,
cosa normal por otra parte.
Piiiiiiiiiiiii!.- Segundo error
del servicio.- Un camarero limpia las mesas adyacentes con multiusos y rollo de
papel. El olor del líquido se desparrama
por nuestras fosas nasales.
Una vez ingeridas las viandas,
con sus más y sus menos, que para todo hay gustos, pedimos la cuenta.
Piiiiiiiiiiiiiii!.- Tercer error
de servicio.- La camarera que no nos dijo ni hola, pregunta si nos apetece algo
más. Nos miramos. No gracias. Y ella tan conforme, se va a por la cuenta que
tarda tres segundos en traer, en vez de
aconsejarnos, vendernos o seducirnos con
alguna "delicatesen" de la carta que seguro no vimos y que seguro nos hubiéramos
comido. Pero no. Demasiado esfuerzo.
Y señoras y señores un acierto entre tanto error: por una vez,
el propietario está abierto a las críticas y nos
escucha. Le contamos las perlas y en defensa de sus empleados nos dice que son
jóvenes y están aprendiendo.
PiiiiiiiiiiiiiiiiiI.- respuesta
equivocada!
Este local tiene un nombre y unos jóvenes lo están descuidando.
Las propuestas comestibles son buenas. El lugar acogedor. Los precios módicos.
¿Por qué han de descuidar el elemento principal? ¿De qué sirve todo lo demás si
el trato humano se deja en manos de jóvenes inexpertos?
Ojo, no estoy criticando, ni a los jóvenes ni a los inexpertos. Critico
que no se perdió demasiado tiempo en formar a esos jóvenes inexpertos en
técnicas de atención al cliente. Y esa es la clave.
Pero, ¿cuándo se darán cuenta?
No obstante, sigan "tapeando"que es muy sano!