lunes, 13 de marzo de 2017

De tapeo

Acudimos a "tapear". Actividad que a muchos españoles nos encanta y que para nuestro gozo podemos desarrollar de nuestras ciudades. En la mía en concreto hay un lugar donde las tapas son famosas, han recibido premio tras premio, año tras año y han conseguido hacerse un nombre entre los muchos establecimientos de la ciudad. Por consiguiente, si nos vamos de tapas dicho lugar es visita obligada.

En la confianza de que goza de buen nombre y que es una apuesta segura allí que vamos  y la cosa empieza bien. Entramos, el local no está muy lleno, uno de los propietarios sonriente y muy amablemente nos indica que en la planta de arriba estaremos muy cómodos y que el servicio de tapas es lógicamente igual que en la planta baja. Ciertamente es agradable y nos disponemos a pedir.

Piiiiiiiiiiiiiiii.- Primer error del servicio. Hemos de pedirle a la camarera la carta de tapas (¿?) ¿cómooooor??? Que además no nos ha saludado al llegar.

Una vez que desentrañamos el rompecabezas de las tapas, sus nombres llenos de glamour y sus apetecibles ingredientes, pedimos bebida y comida. Mientras nos sirven diseccionamos el local, decoración, luces, estilo, etc. las opiniones en el grupo son variadas, cosa normal por otra parte.

Piiiiiiiiiiiii!.- Segundo error del servicio.- Un camarero limpia las mesas adyacentes con multiusos y rollo de papel. El olor del  líquido se desparrama por nuestras fosas nasales.

Una vez ingeridas las viandas, con sus más y sus menos, que para todo hay gustos, pedimos la cuenta.

Piiiiiiiiiiiiiii!.- Tercer error de servicio.- La camarera que no nos dijo ni hola, pregunta si nos apetece algo más. Nos miramos. No gracias. Y ella tan conforme, se va a por la cuenta que tarda tres segundos en traer, en vez de aconsejarnos, vendernos o  seducirnos con alguna "delicatesen" de la carta que seguro no vimos y que seguro nos hubiéramos comido. Pero no. Demasiado esfuerzo.

Y señoras y señores un acierto entre tanto error: por una vez, el propietario está abierto a las críticas y nos escucha. Le contamos las perlas y en defensa de sus empleados nos dice que son jóvenes y están aprendiendo.

PiiiiiiiiiiiiiiiiiI.- respuesta equivocada! 

Este local tiene un nombre y unos jóvenes lo están descuidando. Las propuestas comestibles son buenas. El lugar acogedor. Los precios módicos. ¿Por qué han de descuidar el elemento principal? ¿De qué sirve todo lo demás si el trato humano se deja en manos de jóvenes inexpertos?

Ojo, no estoy criticando,  ni a los jóvenes ni a los inexpertos. Critico que no se perdió demasiado tiempo en formar a esos jóvenes inexpertos en técnicas de atención al cliente. Y esa es la clave.


Pero, ¿cuándo se darán cuenta?
No obstante, sigan "tapeando"que es muy sano!