sábado, 2 de junio de 2018

El trabajo en equipo

Siempre he pensado que un aspecto sumamente importante  en la atención al cliente es tener un clima laboral agradable. Parece que  no, pero si te mueves en un ambiente donde se respira cordialidad todo es más fácil. No hay piedras en el camino porque el camino te lo allanan los compañeros. Porque todos entienden que nos necesitamos los unos a los otros y nadie pone palos en las ruedas. La filosofía que se practica es : cuanto mejor lo hagas tú, mejor para todos. Lo ideal es tener compañeros, colaboradores, etc. para los cuales la meta sea  la misma: la satisfacción del cliente y  hacen lo posible y lo imposible para que esto sea así.

Cualquier empresa desea que sus empleados se lleven bien. Que muestren su mejor cara y disposición ante los clientes. Porque saben que a mayor bienestar mayor productividad. Es muy sencillo, cuanto más feliz eres, mejor trabajas.

Pero el trabajo en equipo no es tan sencillo. Todos llevamos al trabajo nuestros problemas cuando no debería ser así. Las dificultades de la vida deberíamos dejarlas fuera de las paredes de ese lugar donde pasas al menos ocho horas de tu día. Creo que es un esfuerzo mental. Un hábito de desconexión que si lo practicáramos resultaría liberador y muy eficaz. Pensemos a la inversa: no nos llevamos los problemas del trabajo a casa. Pues no hagamos lo contrario.

Si hacemos este ejercicio, nos concentraremos mejor en las tareas del trabajo, dejaremos de amargar la vida a nuestros compañeros con nuestros problemas y seremos gente con la que apetezca tomar ese café de la pausa o charlar de otras cosas que no sea el día a día.

Nadie nos oirá por pasillos, mesas de trabajo, teléfonos, etc. nuestras típicas quejas, nuestras resignaciones, nuestras frases hechas, maniqueas e inútiles, que no sirven para nada y solo enrarecen el ambiente. Sí, todos sabemos de las dificultades de todo, pero… ¿qué cuesta sonreír y no quejarse?. No tienes porque parecer unas castañuelas todo el tiempo, ni reír por todo, ni ir haciendo el moñas. No.

Se trata de que cambies tu cara. De que cambies tu actitud. De que cambies tu gesto contrariado por una sonrisa cuanto menos tenue. Y lo más importante, que cambies tu manera de hablar. El día ha salido lluvioso. Lavaste el coche ayer. Mala suerte. ¿Ha de pagarlo tu compañero de trabajo? La buena suerte es que tienes coche. Tómatelo con humor y habla del asunto sin darle tanta importancia: “Como hombre del tiempo no tendría futuro” y acompaña tu comentario con unas risas tranquilas.

Del buen clima laboral tú eres el responsable. Las condiciones de la empresa ya son harina de otro costal y se gestionan por otras vías, pero de tu sonrisa y actitud solo tú eres el dueño. Solo tú eres capaz de mejorar tu entorno.

Cuando proporcionamos un mejor ambiente todo a nuestro alrededor mejora. Y de cara al cliente es lo mejor que se puede hacer. Que perciba que es un placer  por parte de todo el personal estar a su servicio,  desde el /la que descuelga el teléfono, hasta el/la que le acompaña a la salida.

Ilumina tu parte.