jueves, 31 de marzo de 2016

MAS EJEMPLOS

¡Hola!

Seguimos sumando ejemplos de una mala atención al cliente.
Es muy lamentable que nadie se dé cuenta de lo mal que algunos hacen las cosas.

Algunos funcionarios no son muy amables. Es una realidad. Lo siento. Me gustaría poder escribir otra cosa. Me gustaría describir situaciones donde la atención fue exquisita, pero no las encuentro.

El caso es que por motivos de gestiones administrativas fui a un organismo público de la ciudad y bueno, la cámara de los horrores. A la entrada él único que fue muy amable fue el policía de la cinta escaneadora de bolsos, que con una amplia sonrisa me atendió y me preguntó dónde iba y me indicó la oficina correspondiente. Esto empieza bien. Me dije.

Mi gozo en un pozo. Las dos señoritas de recepción me miraron como si hubiera entrado un ALIEN por la puerta. O sea,  poniendo cara de “¿Y ésta que quiere ahora?” en vez de SONREÍR, advertir que mi EXPRESIÓN mostraba confusión por no saber muy bien adonde o a quien dirigirme. Hube de molestarlas un momentito (estaban haciendo, seguro, cosas muy importantes) y preguntarles cómo funcionaba el sistema de atención al cliente con cita previa.
Si. Una de ellas me contestó. Pero su respuesta fue seca, insulsa, agria y mecánica.  Claro, supongo que dicen o explican la misma cosa mil veces a los miles de ciudadanos idiotas que se nos ocurre ir por allí.

Total, que esperé mi turno. Cuando me llegó, entré y me dirigí a la mesita correspondiente, encontrándome, ¡Oh, cielos! Con un majadero de cuidado. Un tipo que ni me sonrió cuando yo amablemente antes de sentarme frente a él, le dije un sonriente: buenos días. La tramitación del papelito en cuestión fue un calvario. Hasta que me fui. Harta de hacerle preguntas que él contestaba de forma seca y despectiva, como si yo fuera una subnormal profunda que no sé qué papelito corresponde a lo que corresponda.

El policía de la salida, que era el mismo de la entrada, me volvió a dedicar una agradable sonrisa y un adiós amable.

Pero que quieren que les diga. Esto no solo pasa en funcionarios. Hay gente seca y amargada por todas partes. Sin ir más lejos y un poco antes del episodio anterior, había entrado en un banco a realizar un ingreso. 
¡Virgen del amor hermoso! ¡Qué despliegue de amabilidad! ¡Qué derroche de simpatía! La señora que me atendió destilaba “savoir faire” por todos los poros de su piel. En el tono de voz más áspero y antipático, con la expresión más molesta y los modales más rudos, contestó a mis preguntas, despejó mis dudas, ingresó mi dinero y me dio el justificante.

Y ese banco es privado.

O sea, que vamos mal.

Les aseguro que solo pido AMABILIDAD y SIMPATÍA. Lo mínimo de lo mínimo de lo mínimo. Un buenos días, en qué puedo ayudarle. Un por favor debe dirigirse a…, un lo siento no es aquí pero…
Pero no tienen GANAS de atender a nadie. Ni ganas de ser ÚTILES. Ni ganas de esparcir por el mundo que nos rodea un poco de ALEGRÍA.

Y que sonrían mucho, o no les queden ganas de sonreír a aquellos que salen cada día a buscar trabajo infructuosamente, miren, puedo entenderlo, no les sobrarán sonrisas precisamente, pero que no lo hagan las personas que tiene TRABAJO, que no carecen de SEGURIDAD y para las cuales la pérdida de empleo no es un problema, me parece denunciable, o si quieren, de juzgado de guardia.

Se impone la necesidad de recuperar el SENTIDO COMÚN e invertir un poquito de tiempo en recuperar la SONRISA para ofrecerla al prójimo. Vamos, creo yo.








jueves, 24 de marzo de 2016

ERRORES GRAVES


¡Hola!

¡Se aprende tanto en la vida cotidiana! Observen esta escena y al final enumeramos los errores que se han cometido. ¿Les parece?

Sitúense, una oficina de atención al público. Un mostrador. Una persona joven detrás del mostrador atendiendo a un cliente. Entro. Saludo: ¡Buenos días! ¿Saben quién contesta a mi “buenos días? Me contesta EL CLIENTE!!! Ja, ja. 
La chica joven sigue atendiéndole y yo hago cola. No sé para cuanto tiempo tendrá este cliente. Yo dispongo de tiempo así que no estoy para nada nerviosa. Solo observo. 
Otro empleado, esta vez de mayor edad, con un montoncito de sobres en la mano, se acerca a una parte del mostrador que está libre. NO SALUDA a nadie de los que estamos allí. Empieza con un lector automático a pasarlo por el código de barras de las etiquetas de los sobrecitos. Pi, pi, pi.
Por fin me toca  a mí y la chica joven NO me dirige la palabra, solo con un gesto me indica que ya me toca. Un gesto que yo interpreto porque lógicamente no había nadie más y porque soy muy lista. Le muestro el aviso para recoger el certificado. Se levanta. Lo busca. Y en ese momento, el compañero canoso, la increpa y le dice: ¿Cómo se te ocurre poner aquí esto si no figura este número? ¿De dónde te lo has sacado? La muchacha azorada, se dirige hacia él ( dejando de servirme a mi ) para darle unas balbuceantes explicaciones, que no convencen a su agresivo compañero. Cuando finalmente, ella dice en tono cordial: bueno, de todas formas ahora lo reviso y vuelve  a buscar mi certificado en un archivador próximo. A lo que su “amable” compañero de forma brusca y con cara de poquísimos amigos contesta: “No te preocupes, ya lo reviso yo”.
La chica se dirige a mí y me dice: “¿Me DEJAS el carnet?
Le doy el carnet, controla lo que sea, me hace firmar y me planta la carta en el mostrador. Yo que soy muy lista pregunto: ¿Ya está? Si Contesta. Y sin mediar nada más digo un amable ADIOS y no contesta ninguno de los dos.

Maravilloso. Fantástico. Genial. Viva el trabajo bien hecho, el servicio al cliente  y viva la madre que parió a Panete. Magnífico. No saben ni lo básico. NI LO BÁSICO. Por Dios. Que cadena de errores. 
¿Me ayudan a encontrarlos?
  1. No saludar a  la llegada
  2. No decir en qué puedo AYUDARLE cuando le toca  a uno el turno.
  3. El compañero accede a una zona de clientes y no saluda a ninguno de ellos.
  4. No mira a nadie y sigue con su faena.
  5. Al encontrar un error en el trabajo del compañero le echa la bronca delante de todo el mundo.
  6. El compañero, en vez de decirle: “Luego lo miro, estoy atendiendo a un cliente”, abandona al cliente y va a ver qué ha pasado.
  7. Discusión leve entre ellos delante del cliente, pero si las miradas matasen…
  8. Petición SIN POR FAVOR del DNI. Tratamiento de al cliente, sin contemplaciones.
  9. Falta la aclaración de GRACIAS ESO ES TODO.
  10. Falta el saludo final, que el cliente si DA pero que ellos no se molestan en contestar, ADIÓS, BUENOS DÍAS!
¿Podría alguien decirles que necesitan auxilio con urgencia? Necesitan una formación URGENTE en lo más Básico de la atención y el servicio al cliente. Que necesitan una formación  un poco más profunda en el asunto del  compañerismo y otra todavía más profunda en eso del trabajo en equipo.

Pero seguimos sin querer aprender. ¡Qué lástima!





jueves, 17 de marzo de 2016

El DÍA MUNDIAL DEL CONSUMIDOR

¡Hola!

Ayer acabé un mini cursillo de reciclaje en cuestiones de Calidad de servicio y Atención al cliente. En el transcurso del mismo aparecieron unos reporteros del periódico local a dar debida cuenta del evento, ya que coincidía con el Día Mundial del Consumidor. Y por esas casualidades de la vida, la reportera, me hizo una pequeña entrevista en la que dejé constancia de unos de los más graves problemas a los que se enfrenta el consumidor: la atención a las Quejas y Reclamaciones.

Seguramente podemos contar las ocasiones en las que hemos sido bien atendidos y nuestras quejas y reclamaciones totalmente satisfechas. No lo dudo. Pero seguramente serán más las veces en las que nos han tratado de formas inadmisible.

A mí, ya lo he dicho en anteriores ocasiones, no me gusta quejarme. Yo no vuelvo por allí, hago un “boca a boca” demoledor y a otra cosa mariposa. Pero, ¡Ay! Si decido quejarme.
Como persona educada que soy, lo hago de forma educada. Lo prometo. Pero,  no hay nada que más me enerve, o sea, que me saque de mis casillas, que quejarme por algo, y que deba quejarme una y otra vez por ese mismo algo al ver que nadie ha hecho nada al respecto. Con lo cual el problema persiste, el malestar del cliente también y te gustaría mandarlos a paseo aparte de acordarte del familiar más cercano del o de la que te atiende.

Ahí va un ejemplo ilustrativo:

Tengo un buzón de correos, súper útil en la puerta de mi casa.Negro. Bonito. Haciendo juego con la puerta blanca. Allí quiero que metan el periódico cada día y que no me lo dejen por el suelo, encima de una cornisa, en la manecilla de la puerta o en la casa del vecino, que de todo me ha ocurrido. 
Llamo una y otra vez para solicitar que metan el dichoso diario en el dichoso buzón. Tengo mis razones para que así sea y no es capricho. Pues ellos oiga, como el que oye llover. 
Llamas y te atienden bien. "Señora, le paso con atención al cliente."Dígame: mire me pasa esto. Ah! Pues paso la nota a reparto". Y esperas.
Al día siguiente el periódico sigue en el suelo. Vuelves a llamar en varios días. Y algún iluminado al teléfono amplía el desastre añadiendo:"Es que el repartidor habitual está de vacaciones" Arggg! ¿Y qué pasa? ¿Qué el sustituto puede hacer lo que quiera? Esperas un par de días más, pero cuando vuelves a llamar porque te lo han vuelto a dejar fuera del buzón descubres, por que TE LO LEEN por teléfono,  que, ya habían anotado tu queja. Con lo cual te percatas que en esa empresa NO FUNCIONA de ninguna manera el departamento de ATENCIÓN al cliente. Que necesitan inmediatamente un curso de calidad en la atención a las quejas y sugerencias.

CUIDADO! La culpa no es del empleado. Bueno, un poquito sí, pero hay que decir que: o bien no le han formado, o bien si le han formado se ha pasado la formación por el  forro del abrigo. Y en ambos casos falta una SUPERVISIÓN del sistema. Alguien está olvidando lo más fundamental de una empresa: sus clientes.

Las quejas, sugerencias y reclamaciones DEBEN llevar o seguir un PROTOCOLO de actuación. Muy estricto. Muy serio. Muy eficaz. Porque ya lo he dicho en más de una ocasión: si las empresas “pasan “de sus clientes, los clientes “pasarán” de esas empresas. Y deben vigilar que coste tiene la NO calidad. O sea, la pérdida de clientes y más en estos tiempos que corren.

Si mi ejemplo no les vale, coloquen el suyo, seguro que me entienden.

¿Y el consumidor? ¿Para qué sirve el día mundial del consumidor? Pues nadie lo sabe, porque al consumidor se le ignora y el día pasa sin pena ni gloria. 
Con lo bonito que es AYUDAR a solucionar problemas. Con lo bien que te sientes ANALIZANDO la queja; lo bien que lo pasas BUSCANDO su origen; con lo divertido que es ARREGLAR el desaguisado y la SATISFACCIÓN que sientes cuando el cliente está conforme con la solución. Oiga, ¡todos han salido ganando! 

Pero no. Vamos a pasar de todo. Al fin y al cabo lo más CÓMODO es echarle la culpa al cliente porque es muy melindroso, un snob, un tocabotones, subnormal o pijo total y quiere su periodiquito en su buzoncito. ¡Anda y que le den!

Y como este tema a la par que apasionante da para mucho, seguiré en próximas citas.

Gracias por su comprensión. No se quejen demasiado, total para el caso que les van a hacer.





jueves, 10 de marzo de 2016

Servicio al cliente.- PENSAR en el CLIENTE

¡Hola!

¿Saben cuál es el arma más poderosa para tener éxito en una empresa? ¿Disponer de dinero para la inversión? ¿Tener un buen crédito? ¿Estar en el mejor lugar de la ciudad? ¿Diseñar la empresa con el mobiliario más caro? ¿Tener la mejor tecnología? ¿Pensar en cómo ahorrar costes? ¿Pensar en cómo gestionar bien los recursos humanos de los que disponemos? ¿Publicitarnos bien? ¿Ser innovadores?, etc. etc.
¿Qué me contestan?

Según mi punto de vista, todas las preguntas anteriores ayudan a una empresa a tener éxito. Seguro que sí. Pero hay una respuesta EXCLUSIVA que responde de forma total a la primera pregunta.
La vuelvo a formular: ¿Saben cuál es el arma más poderosa para tener éxito en una empresa?. La respuesta que yo les ofrezco: PENSAR EN EL CLIENTE.

Cuando una empresa, piensa en el cliente, en su cliente actual, en el cliente del pasado y en el cliente del futuro, obtendrá el éxito seguro.

Toda empresa que se lanza al mercado a competir con algo, debe cuidar mucho ese “algo” ya sea un producto tangible o intangible, pero debe cuidar mucho más el “ a quien” va dirigido y la forma en la que el cliente va a recibirlo.

PENSAR en el CLIENTE. Esa es la clave.

Si usted tienen un bar, piense, ¿mi clientes están cómodos con esta luz que tengo o es una luz molesta? ¿Su intensidad, es demasiada o demasiado poca? Las mesas, ¿Son firmes, agradables, limpias? o ¿Bailan las patas, están grasientas o son demasiado pequeñas e incómodas? La barra, ¿Dispone de sitio donde tomar algo o está tan llena de cosas que apenas dejan sitio para un platillo y un café y el cliente ha de comer de pie haciendo malabarismos con el abrigo, la taza, el móvil o la bufanda? Las máquinas traga-perras, ¿Están cerca de los clientes, molestando con su alto sonido a quien se está tomando una copa?
Son ejemplos
Traspase estas preguntas a lo que sea que usted se dedique. Ya sea una boutique, un puesto en el mercado, una inmobiliaria, un taller mecánico, una peluquería, etc. etc. Cualquier negocio que usted quiera. 
Si no piensa en CÓMO sus clientes van a ser atendidos; si no piensa en el LUGAR donde van a ser atendidos; si no piensa en EL TIEMPO que van a ser atendidos; si no piensa en el ANTES, el DURANTE y el DESPUÉS  de ser atendidos, si no piensa pedirles OPINIÓN sobre cómo se les atendió, si no piensa en la CALIDAD del servicio que van a proporcionarles, NO se moleste en emprender, abrir, llevar o esperar que su negocio perdure. Sencillamente no lo conseguirá porque se olvidó de lo primordial. Se olvidó de la clave del éxito. Se olvidó de pensar en el cliente.

Y una última cosa, cuando el cliente SIENTE que no pensaron en él, se va a otro sitio. Usted es un cliente, ¿no lo hace así? ¿Vuelve allí donde le trataron mal? ¿Dónde era todo muy bonito pero nadie le atendió con amabilidad? ¿Dónde el precio era estupendo pero era usted invisible, solo un número al que atender? ...


Piénselo. Piense en el cliente primero. Luego piense en lo demás que necesita una empresa, pero primero tenga claro QUE clase de cliente quiere y luego PIENSE en él. 

Hasta la próxima. 

jueves, 3 de marzo de 2016

Servicio al cliente.- APRENDER

!Hola!

Los profesionales dedicados al servicio al cliente no NACEN, se HACEN.

Es cierto que muchas personas tienen dotes innatas para auxiliar a otros. Tienen dotes de paciencia, de comprensión, de ayuda espontánea, natural, de interés verdadero por los demás. Yo más que dotes, diría que son  DONES, porque estos dones son regalos de la naturaleza y si se ofrecen de forma espontánea y gratuita, son genuinos y agradables. Estas personas ya cuentan con una buena nota de partida.

Pero no es menos cierto que aún sin tener esos dones, las personas podemos ser eficaces y eficientes en la atención al cliente porque podemos

Aquellos y éstos deben FORMARSE. Porque atender a un cliente es una de las tareas más importantes a realizar en una empresa. Y hay que saber hacerlo y saber hacerlo bien.
No bastan la AMABILIDAD y la SIMPATÍA, siendo estas dos “armas”,  las mejores a usar en todas las ocasiones, pero hay que PULIRLAS, ADECUARLAS a las diferentes situaciones, ADAPTARLAS a los diferentes rasgos de los diferentes clientes, porque aunque a todos nos gusta que nos traten con simpatía y amabilidad, no todos aguantamos una simpatía exagerada, postiza o escasa. Y no todos juzgamos la amabilidad de igual manera.

La formación te permite usar técnicas muy apropiadas para cada tipo de cliente. Para cada tipo de situación y casi para cada tipo de persona.

Si no se poseen las habilidades necesarias para el servicio al cliente, los empleados pueden provocar la pérdida de muchos clientes y eso significa la pérdida de mucho dinero invertido por la empresa, por ejemplo en publicidad. Si, la campaña de marketing ha sido un éxito y luego un mal servicio provoca que se vayan a la competencia.

Y está comprobado que el dinero que se invierte en la capacitación del personal revierte de forma sustancial a la empresa.

Ya puede decir usted en su publicidad que “lo más importante son sus clientes” que si luego éstos son tratados sin consideración, modales, o simplemente son invisibles, el rechazo que creará será inversamente proporcional al gasto que tuvo en su anuncio.

Por eso es tan importante FORMAR al personal en la ATENCION al CLIENTE. Pero ¡cuidado! hay muchos cursos, mucha letra inútil, mucha novedad novedosa, mucho iluminado moderno, etc. pero escasea el buen material, el que realmente entiende y hace entender QUÉ y CÓMO es servir al cliente.

Lo más importante y el punto de partida debería ser: CONOCER perfectamente qué es lo que su empresa necesita al respecto y qué VOLUNTAD va a obtener por parte de los empleados en desear capacitarse para ese cometido.

Todos deben estar dispuestos a APRENDER, no solo por mejorar el nivel profesional personal, sino para mejorar la situación de la empresa, porque mientras una empresa funciona, da trabajo y el trabajo te permite vivir. Seamos leales y serios. Humildes y serviciales.


Henry Ford, Formación por Socialcom Estrategia en Redes Sociales y Comunicación S.L.