Se estropea el calentador.
Estamos en junio y la revisión se
pasó en abril. Llamo a la compañía. Les explico que no tengo agua caliente y
que no parece muy lógico que habiendo pasado la revisión de la caldera hace
solo dos meses se me haya estropeado el calentador.
Respuesta del individuo al otro
lado del teléfono: “Señora hoy me acuesto bien y mañana me puede dar fiebre, la
revisión no tiene nada que ver.”
Y se quedó tan tranquilo. ¿Qué
les parece? A mí, de entrada un magnífico ejemplo para mis clases de formación
en atención telefónica. Luego una impertinencia como la copa de un pino.
Analizando la respuesta que
además dijo en un tono bastante antipático, no dudo que tal vez tenga razón,
que la máquina independientemente de la revisión se haya estropeado, pero la
insolente respuesta del individuo al otro lado del teléfono es intolerable.
En la atención al cliente hay que
poner a personas que comprendan el principio fundamental de la atención al
cliente: ayudar a las personas. La gran mayoría de personas llaman angustiadas
porque tienen un problema, una duda… ¿creen que las insolencias las
tranquilizan?
Solo hay que atender al cliente
prestándole un poquito de atención y no en despacharlos con cajas destempladas,
llamándoles encima veladamente “idiotas descerebrados” sino comprenden que lo
que están diciendo no tiene sentido.
Espero que este individuo dure
poco en su puesto. Para ese puesto no vale, al menos. Tal vez en otro en la
compañía donde el cliente le “moleste” menos. Espero que alguien le forme o le
enseñen a hacer bien su trabajo porque la empresa va a recibir un aluvión de
bajas del servicio que les obligará a saber de dónde vienen.
Por favor, formen bien a la gente
que debe atender a los clientes en sus empresas. Es de vital importancia. Ya sé
que me dirán que hay mucho indocumentado, maleducado, etc. etc. entre los
clientes, pero eso no es óbice para no saber hacer bien el trabajo, que consiste en ser un buen profesional. Que
consiste en saber atender a los buenos, a los amables, a los simpáticos
clientes y en saber atender también a
los maleducados, estúpidos e ignorantes.
Queda tanto por hacer…